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Úbeda

Juan Pasquau Guerrero en su despacho


Juan Pasquau Guerrero

 

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IV ASAMBLEA PEDAGOGICA DE ENSEÑANZA PRIMARIA:ESCUELA Y COMUNIDAD

Anselmo de Esponera

en SAFA. nº 26 de marzo-abril de 1964


        

DOSCIENTOS OCHO ASAMBLEÍSTAS. Pascua de Resurrección, pero el cielo de Úbeda –lo comentan los doscientos ocho- está gris. Siempre que en Úbeda hay Asamblea de la Sagrada Familia el cielo se emborrona. Tradición.

¿A qué hemos venido? En casa –en el Puerto, en Andujar, en Linares, en Baena- nos dejamos la mujer y los hijos, y nos trajimos las maletas. Es muy humano dudar. De momento, muchos nos hicimos la pregunta: ¿Merece la pena?

Hoy, concluida la Asamblea y la faena –asimilado el afán, en órbita los propósitos- la respuesta es rotunda: ¡Mereció la pena!

EN LA IGLESIA DE CRISTO REY de las Escuelas, la imagen colosal, factura de Olea, ha sido bastante discutida. Ante ella, los doscientos ocho entonamos el "Veni Creator". La masa estaba a punto... Enseguida pasamos a la cocción. Digo que, tras la invocación al Señor, penetramos en el horno. Y llamo horno a la sala de conferencias. Todos llevábamos nuestros panecillos preparados, aportábamos nuestra formación social, más o menos intensa. Era necesario que un calor de la mente y del corazón (razones del corazón, corazonadas de la razón) vivificase el complejo de nuestras ansias. La asamblea tenía este lema: "Escuela y Comunidad". A lo largo de las sesiones de la Asamblea, todos los maestros fuimos remachando una convicción: la Escuela no es un recinto cóncavo para el eco repetido de la voz del maestro o de la tabla de multiplicar, la Escuela ha de tener una disposición convexa. Porque en ella hay que evitar a toda costa la miopía. No hay enseñanza sin función social, ni educación que prescinda de las perspectivas comunitarias.
Pero vamos a decir, con la brevedad posible, cómo cada uno de los ilustres conferenciantes fue cociendo nuestro pan.

EL PADRE RECTOR GRADUÓ PRIMERO EL MANÓMETRO DE LA ASAMBLEA.. Sometió los ánimos a la presión deseada. "Los maestros –dijo- no son ya meros espectadores de la escena humana; de espectadores han de convertirse en preocupados". "En la Asamblea se pretenden perspectivas y horizontes que hagan más asimilables las técnicas". Anticipó la calidad –por todos comprobada enseguida- de cada uno de los disertantes.
(Pero ¿qué es el sentido social? Somos unos pobres maestros a los que cada día se pide una exigencia nueva. Hemos de saber las Matemáticas, la Historia, las Ciencias, la Gramática. Hemos de saberlas bien y, además –para eso somos pedagogos- hemos de enseñarlas bien. Pero es poco. Ahora somos egoístas, estamos perdidos. Pero, por definición, tenemos que ser generosos. Es la gloria que nadie nos puede quitar. Es nuestra ascesis vigorizante: servir para todo).

Bien; ya está ante la mesa de conferenciantes Don Ángel Torres Calvo, Secretario Técnico de Acción Social Patronal. ¿Qué es sentido social? Cesan las toses de los asambleístas, no se corre ya ninguna silla y se hace un silencio. "Sentido social –expone el Sr. Torres- es la capacidad de sentir los problemas de los demás como si fueran problemas personales". Pero no hay sentido social si no se vencen los inconvenientes. De un lado está la oposición del individualismo egoísta. En España adquiere proporciones "feroces" (palabra del Sr. Calvo); de otro, la del marxismo que exagera lo social anulando lo personal sin tener en cuenta el destino personal del hombre. Única opción aceptable, la cristiana, con la garantía de dos mil años de existencia, que armoniza lo social y lo individual.

PERO LA OPCIÓN CRISTIANA EXIGE UNA TENSIÓN CONSTANTE, atenta siempre a los problemas de cada tiempo. Ahora bien, los problemas son para solucionarlos. Y hay que atender no sólo a su formulación expresa sino a sus matices. Hay un justo deseo de que todos los bienes seas accesibles, y cunde el deseo de que no sean bienes amurallados. Pero un tinte materialista impregna, en gran parte, el deseo de reivindicación. "La materialización de la vida es un hecho perceptible y cierto" y hay que buscar su antídoto en el Evangelio. De ahí que se reclame con toda urgencia –como en un S.O.S. - la ayuda de los educadores. Los economistas solos no resolverán nada si un sentido moral no informa al conjunto social. La Escuela, desde ahora mismo, ha de preocuparse decididamente por lo social y ha de grabar en los niños el concepto del "bien común". Ahora bien, el concepto del bien común tuvo siempre una exposición negativa, se presentó como un "agresor" a los derechos puramente individuales. Hay que presentarlo con otra vista, con otro aderezo. Hay que decir: "El bien común es la condición sine quanon para que yo disfrute de mi bien personal". Y eso será insistir en su aspecto positivo para la vigencia del cual la Escuela obrará de agente catalizador.

HAY UN MEDIO PARA QUE, DESDE LA ESCUELA, CADA HOMBRE ENCAUCE SUS POSIBILIDADES SIN TEMOR A LO ECONÓMICO. Es la "Igualdad de Oportunidades" que ha de fomentarse pero, naturalmente, como un punto de partida y no como una meta. Porque la desigualdad de funciones en lo social es evidente. El Estado y la Sociedad no pueden pretender una igualdad de posiciones. Cada hombre alcanzará la suya específica, si bien la ocasión extrínseca ha de presentarse, para todos, de forma similar.

Concluyó el Sr. Torres con la exposición de normas prácticas para el arraigo del sentido social e hizo principal hincapié en el hecho de que el orden moral –del que la justicia social es parte integrante- es un orden querido por Dios, con objetividad propia, que no se basa en subjetivismos, que tiene reglas. La moral existencialista, llamada moral de situación, no tiene, por tanto, validez alguna. Dedicó unas palabras a la subsidiaridad, declarando el principio de que deben respetarse las autonomías (familiar, municipal) anteriores a la del Estado, si aspiramos en la solución de los problemas a un orden estable y, como norma práctica para la educación social en la escuela, abogó por el método de la encuesta: Ver, juzgar y actuar, evitando la teorización excesiva y ateniéndose a lo pragmático, aunque sin perder jamás de vista lo sobrenatural, ya que –dijo- "hay que añadir los ojos de Cristo a nuestra visión personal".

LOS COLOQUIOS HAN DADO A LA ASAMBLEA UN PUNTO DE AMENIDAD, porque, siguiendo nuestro símil, la cocción de nuestro sentido social había de completarse con un sutil tueste que recubriese e hiciera más apetitosa la doctrina –mucha miga en verdad- suministrada por los conferenciantes. En el primer coloquio se planteó la cuestión acerca de la manera más idónea a nuestro alcance para la capacitación social. Intervinieron D. Fernando Cueto –que rompió el hielo-, D. Bernardo Aparicio, D. Juan Herrera... Dijo el Sr. Torres, resumiendo sus contestaciones: "Estudio y actividad de corazón; he aquí el procedimiento".

EL SR. JIMÉNEZ MELLADO (Don José), SECRETARIO DE LAS SEMANAS SOCIALES DE ESPAÑA. En la tarde del día 30, acerca del "Desarrollo Social de Andalucía". Intervención llena y matizada de datos interesantísimos que comenzó con la exposición de los principios fundamentales, para todo el mundo vigentes, que presiden el desarrollo económico.
El desarrollo y su preocupación que lo hace posible se intensifica en todos los países al finalizar la segunda guerra y su fomento se facilita por el adelanto en el estudio de las ciencias sociales. A este efecto, los economistas intuyen enseguida que, prescindiendo de lo social, cualquier progreso es ficticio. Un equilibrio de lo económico y de lo social, un paralelismo, aúna ambos factores y su influencia mutua es inevitable.

¿CÓMO PROCEDER PARA EL ESTDUIO DEL FENÓMENO ECONÓMICO ANDALUZ, ENMARCADO NATURALMENTE EN EL FENÓMENO ECONÓMICO NACIONAL? Es un hecho incuestionable el desequilibrio económico de España: unas cuantas provincias monopolizan la industria en detrimento de las demás. De ahí las diferencias de renta per cápita; de ahí que una quinta parte del país esté subdesarrollada. Pero ocurre, además, que las diferencias sociales, subsiguientes a las económicas, acentúan el desequilibrio... Como primera solución del pavoroso problema se estima la de crear un clima nuevo, una mentalidad culta que active el proceso de integración social. Para ello, el medio es obvio: elevar el nivel educativo que facilitaría la movilidad horizontal o geográfica y la vertical o de promoción social. Conseguida la desaparición de los inmovilismos andaluces, la emigración disminuiría considerablemente y esta primera consecuencia sería ya de por sí importante ya que, lejos de lo que muchos creen, la emigración en ningún aspecto soluciona el problema. (En lo que a Andalucía se refiere hay que tener en cuenta, a este respecto, que el 80 o 90 por ciento de los emigrantes son braceros sin preparación para la industria, que tropiezan con graves dificultades. Pero es que, de todas formas, el fenómeno migratorio exagerado obstaculiza cualquier florecimiento de la riqueza).

"HAY QUE ACERCAR LA ECONOMÍA AL HOMBRE Y NO EL HOMBRE A LA ECONOMÍA". Con este propósito es utilísima la organización, en un plano privado, de las soluciones, sin esperarlo todo del Estado. Ejemplo, las Cooperativas de consumo, agrarias y de comercialización de productos. Pero ello no basta. Es necesaria en Andalucía la creación de empleos, de puestos de trabajo, la industrialización de la región a gran escala. Justo es reconocer que, para demanda, Andalucía cuenta con medios naturales (no son mayores los de la provincia de Madrid que es la segunda de España en industria) y con merecimientos: nuestra región aporta al crecimiento de España un porcentaje que oscila entre el 50 y el 60 de la población. En cuanto a la Agricultura, es evidente que también puede planificarse mejor. Una Reforma Agraria que no se polarizase en "repartos" sino que se basase principalmente en una elevación del nivel de productividad, acometiendo empresas de dimensiones familiares (extensiones de 1000 Has.), sería de buen resultado.

Cuando en Andalucía se vuelquen los recursos económicos –continúa el Sr. Jiménez Mellado- se elevará la renta "per cápita" de una manera que pudiéramos decir automática. No es mala promesa la que nos brinda el "Plan de Desarrollo" con los "polos" de promoción, incremento de turismo, etc., teniendo en cuenta siempre que la premisa cultural –de ahí la importancia de la aportación de la escuela- es insoslayable si los efectos deseables han de pasar del papel a la realidad.

DICEN LOS AGRICULTORES ANDALUCES QUE NO ES FACTIBLE, QUE ES CASI IMPOSIBLE QUE SUS CAMPOS RINDAN MÁS. Hizo esta observación en el coloquio que siguió a la intervención del Sr. Jiménez Mellado, el Padre Rafael Navarrete. Contestó el conferenciante que, en parte, en gran parte, esta observación de los agricultores será cierta siempre que el campo andaluz sea dedicado, obstinadamente al monocultivo.

Respecto a las soluciones que se brindan a la iniciativa privada, hizo unas consideraciones acerca de sus peligros al Padre Rector, y el Sr. Mellado insistió en la perentoriedad de una cultura agrícola en los labradores, cultura informada de sentido social.

¿Y cuando el capital agrícola tiene miedo a inversiones en la Industria?, preguntó Poblaciones. "Algo hay más grave –contestó el Sr. Jiménez- , ocurre cuando el ahorro de los agricultores andaluces se invierte en otras regiones o en comprar más tierras..”.

Más temas interesantes se suscitan en el coloquio. ¿Sirven los andaluces para la Industria, están psicológica y temperamentalmente bien dotados para ella? El Sr. Jiménez dijo que es evidente que otros españoles –los catalanes concretamente- tienen más aptitudes en este sentido. No hay que enfadarse mucho, pues, cuando los catalanes dirijan empresas, aunque las dirijan en Andalucía...